jueves, 7 de octubre de 2010

Back and Forth

Pues bien, nos fuimos a Australia. Nos tomamos el Airbus al aeropuerto en hora, hicimos el check in en hora, me hicieron un escaneo de explosivos en hora (¿?), nos tomamos un café despabilador en hora, y, oh sorpresa, mirá la pantalla! Último llamado del vuelo 1182 a Sydney! Corrimos a la puerta para abordar y fue al pedo: toda la gente seguía ahí esperando.

La gente de aduana del aeropuerto fue de lo más cordial:
Yo: Buen día. Qué tal? (le entrego mi pasaporte y tarjeta de declaración de porquerías comestibles. Silencio.)
Señora sesentona: (resopla fuerte, como enojada) Dónde te vas a quedar?
Yo: en un backpacker, en el centro
Señora sesentona: (tono de maestra enojada) en cual?
Yo: no lo sé todavía.
Señora sesentona: (más enojada) necesito una dirección, me tenés que poner un teléfono, que nadie entiende que tienen que poner un teléfono?
Yo: Tengo un número de Nueva Zelanda, no sé si acá sirve.
Señora sesentona: escribilo, es mejor que nada. Si yo me tengo que contactar con vos como hago?
Mi cabeza: pues no se contacte, si a mí no me interesa contactarme con ud. / use la dirección de mail, para qué me la piden si no?

Llegamos al centro y caminamos bajo el sol con nuestras mochilas a cuestas durante largo buscando hostel. Hasta que decidimos volver al primero que habíamos visto. Caminamos por el Hyde Park, tomamos mate ahí mismo, fuimos a la Mary’s Cathedral (un edificio de puta madre, se ve que jesuso tiene guita), luego seguimos por el lado del centro cívico. En el camino vimos muestras del Art and About, que es un ciclo de arte que están haciendo por las calles: hay muestras fotográficas en el parque, estatuas vestidas de colores por la calle y alguna que otra cosa más copada como la orquesta del Opera House tocando en la puerta del teatro gratis.

El segundo día hicimos un tour caminando con una piba de Sydney, estudiante de arquitectura. Bastante piola, nos llevo por varios lugares explicándonos un poco de historia de todo lo que veíamos, contándonos cosas que se podían hacer en la ciudad, etc. Pero me dedicaré en este post a los highlights. Los detalles los contaré en persona con fotos y mate de por medio.

Sydney es una ciudad muy linda y muy cara. Los australianos son bastante lavish: compran, gastan, compran, gastan. No todos son muy copados aunque algunos sí. Durante la búsqueda de hostel me pararon 3 personas que me vieron en una esquina con el mapita y me preguntaron si estaba perdido, si necesitaba ayuda.

El Opera House casi me saca un lagrimón, le expliqué al Búho (Guille): hace años que vengo viendo esto en la tele, que lo vengo viendo en el diario o revistas, hace años que lo doy como tema en el trabajo en las unidades que hablan de travelling (típico de coursebook) y finalmente estoy acá! Hay que reconocer que no es la gran cosa, pero es un landmark icónico.

El harbour bridge lo crucé a pie. Super cagazo, creo que este viaje está aumentando mi vértigo, pero me probé a mí mismo que podía (el que no me cree, tengo fotos para demostrarlo). A la ida lo crucé de lejos de la baranda, a la vuelta me dije a mí mismo que tenía que superarlo y volví por el lado del agua. Yay por mi!

Tanto Sydney como Melbourne tienen un barrio chino. La comida ahí es genial y las porciones abundantes, así que ténganlo en cuenta para cuando vayan. Díganle sí a la comida asiática! Pero también díganle sí al canguro! Obviamente que me mandé un cangurito, tenía que probarlo (sí, Lila, yo sé que para vos está mal, que pobre canguro, que pobre llama, pero bien que al conejito del tío Miguel le entramos sin asco). El canguro se come casi crudo porque si no se pone duro como cuero. No tiene casi grasa y es bien sabroso. La segunda vez compramos unos filetes en el supermercado y lo preparé con puré a la sudafricana.

Sydney compite con Melbourne para ser “más cultural.” Aparentemente Melbourne siempre fue más cultural que Sydney y los últimos le hacen la contra para ganarles porque se odian mutuamente. Los de Sydney estan con esta muestra llamada Art and About y mini recitales en lugares como Manly.

Melbourne es copado. Tiene por ahí cerca una ruta que se llama Great Ocean Road que pasa por algunas playas importantes y te lleva a los Twelve Apostols, que ya no son 12 porque se cayeron varios. El conductor de la camioneta casi nos mata un par de veces, pero yo se la devolví en el papelito de opinión que circuló para saber la opinión de los clientes. Igual buena onda el flaco.

Ahora en Auckland. Como en casa. Pero sin trabajo. La semana que viene Tailandia. Y adiós Nueva Zelanda. Sniff sniff. Me quiero ir? No sé.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Bye-Bye, Birdie(s)

Nota: sé exactamente qué quiero contar, pero no tengo ni jodida idea de cómo organizarlo, así que cada uno lo lee como quiera (o como pueda), vale?

Lunes 20 de Septiembre:
Estamos en Auckland, como es sabido. Es el cumpleaños de Fede, como tabién es sabido. Feliz cumple, amigo! Hoy la pasaremos de puta madre, porque Auckland está que explota. WUUUHUU!!! Esta noche festejaremos con las chicas (Julia, Mariana y Romina, amigas de Fede que llegaron anoche), con Matías y Guille (de Rakaia), algunos del hostel y… conmigo y mis otros migos. Fede también está invitado.
Mañana las chicas y Fede se van en un auto alquilado a recorrer. Su primer destino es Rotorua, aunque yo creo que están improvisando un poco. Bye bye, birdies!

Martes 14 de Septiembre:
Veníamos de días de mostrarle el auto a distintas personas interesadas en comprarlo, de decenas de mensajes inquiriendo por él aunque con posteriores desapariciones de los susodichos incluso antes de verlo. Gayle y Robert, una pareja Escocesa, fueron a verlo con nosotros, lo probaron, hicieron preguntas importantes como “cuántos kilómetros hace con un tanque?” “cuándo vence el WOF?” y “el aceite… lo chequearon?”. Pos fíjense que el blanquito se la bancó. Escocia estaba conforme y cerró trato con Argentina en un poco más que lo que Argentina había pagado por el blanquito – claro que no fue una Argentinada, sino que el auto realmente lo valía y además tenía valor agregado por la batería y el radiador nuevos. Argentina se puso las pilas durante la tarde y limpió el interior para dejarlo presentable.

Miércoles 15 de Septiembre:
Papeles. Hicimos la transferencia del auto, acompañamos a estos muchachos hasta donde estaba el auto, nos entregaron el dinero, les dimos las llaves y a otra cosa mariposa. El auto se fue a viajar esa misma tarde. Bye bye, birdie!

Domingo 19 de septiembre:
Ansiedad. Sobre todo la noche anterior. Julia, Mariana y Romina llegaron el domingo a las 6 am. Yo me levante a las 5 para esperar junto a mi dolor de garganta. Fede no pegó ojo en toda la noche y se fue al aeropuerto.

Jueves 16 de septiembre:
Habiendo vendido el auto a tiempo y mejor de lo que esperábamos, no me quedó opción más que sentarme a solucionar mi visa para Australia. Australia era una opción que había dejado de lado por cuestiones de tiempo y dinero. Conclusión: la parte temporal se solucionó sola al venderse el auto pronto, y la parte monetaria se solucionó al incrementar mi deuda con mis padres.
Pensamientos: tengo los formularios de pedo de cuando me los dieron en Christchurch cuando fui a averiguar por precios, necesito fotocopia del pasaporte…. Ajá, necesito fotocopia del pasaje a Bs As… no tengo pasaje a Bs As, está en la valija (que se la dejé al tío Martín antes de que se fuera por un mes de vacaciones) pero por ahí puedo usar el pasaje a Bangkok para demostrar que no me voy a quedar en Australia.... aunque ese pasaje tampoco lo tengo (es electrónico). Estoy meado por un elefante. A ver el estuche de los documentos…. Hmmm pasaje a Buenos Aires! Siiiiiiiiiiiii! Me falta completar el formulario, hacer las fotocopias y demostrar fondos… como se demuestran los fondos? Saco un recibo del cajero automático y me voy con eso, total… si me piden otra cosa vuelvo y fue.
Es raro como se van dando solas algunas cosas. Pasé de decir “no, no voy a Australia, otra vez será” a tener todos los papeles y demás huevadas listos para presentar. Tal vez bye bye, birdie! Dígole a un conocido argentino que también tenía que ir a hacer una visa para Australia: si querés vamos el viernes así me ayudas con lo que no sé cómo completar.

Viernes 17 de septiembre:
Fui al consulado con Fernando, el argentino. Mientras esperábamos le digo “cuánto tardan en darte la visa? Una semana más o menos, no?” Me mira con cara de “que boludez estás diciendo?” y completa con un “te la dan en el momento.” Chaaaaaaaaaaaa! Que velocidad! Pos sí, esa misma tarde fui dueño de una visa de vacaciones para Australia, lo que me llevó a decirle a todo mundo con quien me cruzaba “a que no sabés quién tiene visa para Australia!!!!” Almost bye bye, birdie! Sólo faltaba el pasaje.

Domingo 19 de septiembre bis:
Hablando con el Búho (aka. Guillermo, de Rakaia) le comento la situación visaria. Upa! Me dice, por ahí me prendo, si total acá llueve todo el tiempo. Y con el pasaporte italiano? Lo tenés acá? Sí. Lo tenés al día? Sí. No necesitás visa, te dan un permiso por tres meses y es gratis. No me jodas! No te jodo! Todo eso pasó mientras yo me deprimía viendo como los precios de los pasajes Auckland-Sydney se habían duplicado por las vacaciones de primavera de los kiwis. Conclusión: todos los pasajes estaban arriba de los 600 dólares… Faquin vacaciones de primavera!
El Búho tiene un padre, el padre está en Nueva Zelanda, a Nueva Zelanda llegó por Aerolíneas Argentinas, Aerolíneas Argentinas es la empresa donde trabaja el padre del Búho. Le pregunto a mi viejo a ver si nos consigue algo más barato! Me interrumpe la depresión cumulativa. Jodeme! No, en serio, no te prometo nada, pero por ahí, en una de esas nos consigue algo. Paaaaaaaah! Ta de más!

Lunes 20 de septiembre bis:
Mensaje al Búho: averiguaste lo del permiso con el pasaporte italiano? Hay alguna novedad? Avisame así veo qué hago. Respuesta: voy en 30hs a la oficina de aerolíneas (sic.). Me habrá querido decir en 3 hs, si no me habría dicho pasado mañana…. Supongo. Más tarde me manda otro mensaje: el precio es de 516 y te pueden hacer un descuento de 60 dólares. Llamo al Búho: Compro!!! Es el más barato de todas las aerolíneas (…) voy para allá.
Edificio de ABS (banco), piso 15, me encuentro con el Búho. Yo lo voy a comprar también, después veo lo de la visa. Seeeeh, total si no te lo llegan a dar con el pasaporte italiano, cosa que no creo, podes hacer lo que hice yo con el pasaporte argentino, yo te acompaño al consulado.
Nos atiende el chileno que trabaja en la oficina, el pasaje costaba 425 (descuento incluido) porque se habían liberado dos asientos más en los últimos 20 minutos. TAKA TAKA! Dame el pasaje! Guille reservó, fuimos a la biblioteca a tramitar su permiso por internet y en ese mismo momento decía “you have been granted the holiday permit”. Conclusión: bye bye, birdies! Nos vamos el jueves a Sydney.


otro cuento: http://from-now-on-and-on.blogspot.com/

salú!

lunes, 6 de septiembre de 2010

Cambio de Planes

A Franz Josef finalmente le pasamos de largo, como a tantas otras cosas. Cuando salimos de Queenstown sin habernos dado el lujo de probar el ski por cuestiones económicas, hicimos nuestro camino hasta el glaciar Fox que, de donde venía, estaba antes. Nos metimos primero por un lugar equivocado para verlo y terminamos pasando por un puente colgante altísimo sobre un río que daba más cagazo que placer. Welcome vertigo! Después descubrimos que teníamos que ir por otro lado, así que vuelta al auto hasta la entrada del glaciar, que queda a unas varias cuadras. De ahí el camino se hace a pie por una zona señalizada hasta llegar a un punto donde un cartel de peligro te anuncia que no sigas a menos que estés con un guía. Como queríamos acercarnos más, los tres nos convertimos en guías por un rato, lo cual no fue muy difícil porque requirió simplemente seguir el caminito armado. Welcome Nueva Zelanda turísticamente preparada! Llegamos hasta ahicito nomás, a dos pasos del hielo. Luego de sacar fotos cual ponjas con nikon nueva, volvimos para buscar un hostel en Franz Josef, pueblo de 1000 habitantes. Welcome hectic life!

Al día siguiente perdimos a Matías, que se quedó en Franz Josef a hacer housekeeping para ahorrarse unos mangos. Con Fede decidimos saltearnos este glaciar, que aparentemente es más pequeño que el anterior, y seguimos camino para el lado del Abel Tasman, al norte de la isla sur. En Motueka, que es al lado del Abel Tasman Park, averiguamos como iba a estar el clima al día siguiente, para saber si era lógico quedarnos para ir a un parque nacional con playas o debíamos tomarnos el palo. Claro que iba a llover, estamos en Nueva Zelanda. Welcome rain! Nos fuimos al joraca, para el lado de Picton, donde se toma el ferri para ir a Windy Welli. En este número de Fapis Total te enseñamos a manejar todo el día, cambiar de planes 8 veces y no estresarte en el intento ni dormirte al volante! Llegamos a Picton, donde debíamos pasar la noche, alrededor de las 7,30, y dijimos “por que no seguir hasta Wellington y dormir allá para salir mañana teniendo que hacer un tramo menos?” Pos bien, averiguamos ferri, compramos pasaje y a las 9.30 estabamos que nos dormíamos en la sala de espera, y sabiendo que llegaríamos a Welli a las 2 de la mañana, tomamos nuestro número de Fapis Total y leímos la sección de cambio de planes. Así fue como cambiamos el pasaje para las 7am del día siguiente y nos fuimos a un hostel de una señora completamente tocada pero buena onda.

8 am en punto salió el ferri. Llegamos a las 12 a Welli y almorzamos al salir de la ciudad. Ibamos camino a New Plymouth a pasar el día para conocer y seguir al día siguiente para Auckland con el fin de vender el auto. Welcome torneo de futbol escolar en New Plymouth! No conseguimos hostel, así que seguimos manejando hasta el pueblo más cercano, que quedaba a 200 km…. en el camino nos dimos cuenta que ibamos a estar a 100 km de Auckland y que Alejo se iba al otro día a Bs As (Siiiiiiii, ya lo puedo decir porque no es más secreto!), así que Fapis Total de enero del 2008 nos salvó y pudimos cambiar de planes nuevamente. Llegamos a Auckland a las 12 maomeno y al día siguiente pasamos el día con Alejijou hasta que se fue al aeropuerto para abandonarnos cual rata de barco en esta aventura maquiavélica impuesta por él. (Sí, Foosta, te torturaré por los siglos de los siglos).

Ahora estamos muy Auckland en Auckland donde todo es Auckland. Desencantados al principio por el contraste con el resto de NZ, adaptados nuevamente ahora. Intentando vender el auto, que es todo un tema supercalifragilisticuespialidosamente molesto. El viernes y el sábado estuve con padre y madre, que vinieron de visita y estuvimos paseando y comiendo delicias tailandesas, koreanas y otras yerbas. Ahorita los gordos ya se fueron a seguir viaje y yo… yo sigo en Auckland.

viernes, 27 de agosto de 2010

Southwards

Hace rato que no escribo blog. Creo. Ni sé dónde me quedé la última vez.

El viernes pasado tuvimos la fiesta de despedida en Van Zanten. Fue realmente una cosa muy bizarra pero divertida. Estaba casi todo el mundo muy ebrio, incluso los jefes, y era muy cómico verlos tan not-elegantly wasted. La fiesta fue en el lugar donde trabajábamos que lo acondicionaron con cajones vacios de madera. Hubo comida y bebida para rato. Hubo una pareja tocando la guitarra y cantando. Hubo mucha gente grande. Incluso hubo un yo correteando gente por el lugar para sacarnos fotos. Me saqué fotos con todo mundo, incluso con la señora del café, a la que le agradecí por prepararnos café todas las mañanas y todas las tardes y se enterneció. Pobre, con ese agüita sucia que nos daba debo haber sido el único que le dio palabras de aliento.

El sábado entregamos la casa y partimos rumbo al sur Matías, Fede y yo. Guille se fue para el lado de Mount Cook. Pasamos por ciudades como Timaru y Oamaru, que nunca te dicen que son lugares copados, pero que la verdad están bastante bien para echarles una mirada a pesar del aspecto de pueblo fantasma de la última. Llegamos a Dunedin, de donde era oriundo mi jefe y el forklift driver que reemplazó al gordo grandote. Mi jefe, con el que yo mucho no hablaba, durante los últimos días empezó a acercarse a mí y en una conversación en la que yo le contaba que iba a ir a Dunedin me dijo que el era de ahí y me contó un chiste:
Marty: I am from Dunedin. I’m half Irish and half Scottish…
Yo: oh, really?
Marty: yes, part of me wants to go get pissed, and the other part doesn’t want to pay for it.
Ídolo Marty. La cuestión es que Dunedin es muy lindo y nadie te dice que vale la pena ir. Es una ciudad que se formó principalmente con inmigrantes escoceses. Ahí pasamos 3 noches, decidimos eliminar Invercargill (la ciudad más al sur) por cuestiones económicas y nos fuimos para Te Anau para hacer base para ir al día siguiente a los fiordos en Milford Sound.

Te Anau es un pueblito lindo a orillas de un lago, bastante moderno y con una iglesia horrenda con paredes de vidrio y asientos blancos, bien mersa. Pasamos la noche ahí y al día siguiente nos largamos a la aventura…. Despertámonos a las 6.30, con idea de manejar los 120 kilómetros tranquilos y llegar al primer barco que partía para hacer su recorrido por los fiordos a las 9.30. Pasamos por la estación de servicio para chequear el reporte del clima para saber si necesitabamos cadenas para la nieve. Tuvimos que esperar hasta las 7.30, que era cuando recibirían el reporte definitivo. Report says YES! Necesitabamos cadenas. Jou jou jou! Alquilamos cadenas que, obviamente, no sabíamos usar. A 10 kilómetros de la ciudad había un puesto donde te paraban, chequeaban que tuvieras cadenas y si no las tenías, multa instantanea de 75 mangos. Zafeishon! Por el alquiler de las cadenas pagamos sólo 25. Jauéva, no solamente se fijan si tenes las cadenas, también te obligan a poner una para que les demuestres que en caso de necesitarlas vas a poder solito. Conclusión: la cadena era chica. Tuvimos que volver a cambiar la cadena, la probamos ahisito mismo por las dudas y luego la tuvimos que volver a poner en el punto de control. Sip, además de aprender a manejar, a cambiar una rueda pinchada, aprender qué es el radiador y otras yerbas automovilísticas, aprendí a ponerle cadenas para la nieve a las ruedas. Como era de esperar, claro, nos retrasamos dos horas y jamás tuvimos la necesidad de ponerle las cadenas al auto en el camino, pero como dice la gente, better safe than sorry.

Llegamos a los fiordos con lluvia, buscamos el pasaje más barato para el paseo en barco y ta (como dicen en Uruguay). Vimos paisajes buenísimos, pinguinos, focas y delfines que iban siguiendo al barco. Nos cagamos empapando porque… bueno, porque queríamos en realidad, porque estabamos avisados que podía saltarte agua. Además, taba lloviendo, era lógico que si ibas para afuera te ibas a mojar. El costo fue salado, pero la verdad que lo valió.

De ahí, a Queenstown, que es donde estamos ahorita. Ciudad de ski y snowboard, bastante linda pero debo decir que no de lo más lindo que vi en la isla. Mañana pal norte al glaciar Franz Josef.

Haere ra!

domingo, 15 de agosto de 2010

Hasta Luego

Nota: gente, prometo responder los mails, pero no ahorita. perdón por la tardanza, hacía días que no me conectaba.


La vida en Rakaia es puramente funcional. Nos quedamos acá porque estamos cerca del trabajo. El pueblo es lo menos emocionante que vi en mucho tiempo, pero sin embargo es agradable. No nos quejamos, pero la funcionalidad está llegando a su fin.

El sábado se nos fue Marita. La nena se fue para Tailandia con dos de las otras uruguayas y dejó a la amiga con la que vino en Blenheim (recordemos Blenheim, la ciudad de la que escapamos inventandole al indio que teníamos un amigo internado en Cristoiglesia). Lo loco es que esta muchachita deja todo para último momento. Sí, sí, mis padres deben estar diciendo “justo, mirá quien habla” luego de leer esa última línea, pero juro que ella es peor. Resulta que su pasaporte estaba en Wellington porque lo mandaron para allá para tramitarle la visa. El trámite de la visa y las vacunas pertinentes se las dio dos semanas antes de partir. El martes recibió un mensaje de la embajada de Tailandia diciendo algo que no logramos decifrar porque la grabación estaba entrecortada. Cuando llama al día siguiente le dicen que le había faltado mandar un sobre para que le mandaran el pasaporte de vuelta. Sip, no le mandaban las cosas porque no había mandado un sobre. Un amigo de Guillermo que está en Welli les llevó el sobre, pero no era el sobre rojo que ellos pedían. Por lo tanto la chiquilina tomó sus petates y se tomó un avión a Welli para buscar su pasaporte para luego volver a Rakaia. Creemos que es la visa más cara de la historia.

El sábado a la noche la fuimos a acompañar al pescado de Rakaia (una fuente fulera que está a tres cuadras de donde vivimos) porque es por donde pasaba su micro para llevarla a Christchurch. Habíamos confirmado por teléfono que el micro paraba ahí… Resumiendo, el micro pasó de largo y paró en otro café que no era el que está frente al salmon. Tuvimos que correr al micro. El conductor: una pinturita, nos apuró mientras saludabamos a Mara porque tenía gente viajando desde Queenstown. Gordo forro, primero llegá a tiempo vos, después decile a la gente con la que trabajas que no parás donde ellos dicen y después si querés apuranos.

El domingo (oh zi, tuvimos fin de semana entero, el sábado no trabajamos por primera vez desde que arrancamos) nos fuimos a Akaroa. Terminamos los cuatro encantados con el pueblo y estamos barajando la posibilidad de pasar unos días ahí la semana próxima. Luego les mostraré fotos.

Este domingo estaríamos dejando la casa de Rakaia. Los chicos terminaron de trabajar el viernes pero yo sigo un par de días más, quién sabe hasta cuando, porque mi sector es el último en terminar.

pd: como el post fue medio pedorro, les dejo un link para que lean más pedorradas: http://from-now-on-and-on.blogspot.com/

entren, entren que escribí un cuento

viernes, 30 de julio de 2010

Diccionario 2.0

Nota: Este post puede que no le interese a casi nadie salvo a gente como yo o quizá docentes del inglés y sus derivados. Dada la escasez de novedades, y ya que me veo obligado a postear algo para mis fieles seguidores (????)... les presento la segunda versión (porque la primera versión se fue con mi laptop anterior) de mi investigación sobre el inglés de kiwilandia. Cualquiera de ustedes que luego escriba un paper con mi material se las va a tener que ver conmigo y con una guadaña con la que le voy a sacar los ojos, ok? (como si a alguien le interesara...). Ahora, cualquiera que quiera aportar para que yo siga con mi investigación comparativa en Australia y luego en otros países de habla inglesa, mi cuenta bancaria, al igual que mi corazón, está siempre abierta para ustedes. Jijiji

Por cierto, nótese que lo que van a leer a continuación (si es que llegan a quererme tanto como para leer hasta el final) es sólo un borrador que necesita ser pulido.


Diccionario Inglés-Kiwi, Kiwi-Inglés 2.0

De la pronunciación:

La pronunciación del inglés kiwi puede variar un poco de la que todos aprendimos como estudiantes del idioma, por ejemplo, /pi:n/ no es una exageración de la pronunciación de los pinches que la gente se engancha en la ropa que conocemos como pin, sino que significa “pen”, lo que usamos para escribir. La palabra “weekend” se pronuncia /’wi:kInd/ y /ri:d/ no es el verbo “leer” sino el color rojo. /si:ks/ no significa el número seis (otra vez, de forma exagerada), /si:ks/ es lo que hacen dos personas en la cama, if you get my meaning. /i:g/ es la pronunciación de “egg” y /ti:n/ la pronunciación de “ten”. Si uno le pide a un kiwi que diga la palabra “whatever” o “never” seguramente obtendremos algo así como /wAti:v@/ o /ni:v@/ respectivamente y las afirmaciones se pronuncian /ji:s/. Entonces podemos decir que, generalmente entre dos consonantes, el sonido /e/ se intercambia por /i:/.

Aunque no tan generalizable, otra cuestión bastante llamativa es la elisión de ciertos sonidos en palabras como “only” donde el sonido /l/ se pierde derivando en /@Uni/.

Linking /r/: hay una tendencia bastante general, incluso en los medios masivos, de utilizar la linking /r/. Ojo, a no confundir con la intrusive /r/, profesionales del idioma. Un ejemplo que logré acordarme de la radio es “I just want to buy a cake, icing sugar and banana/r/on top”

De la gramática:

El ”aye” pueblerino de la época de la revolución está en voga entre el pueblo neocelandés. Este “aye” que se pronuncia /ei/ no conserva el mismo significado en general que en las épocas de antaño, ya no reemplaza al “yes,” sino que reemplaza a las question tags. Entonces, alguien en el normal uso del inglés diría por ejemplo “You did it, didn’t you?” pero un kiwi diría “you did it, aye?”. Haciendo un paralelismo, el “aye” vendría a ser como el “right” para los estadounidenses, ya que reemplaza a todos los auxiliares + persona. That’s easy, aye? Una característica que retienen estas formas reducidas de las question tags son los tonos que asignan un significado extra a la misma. Los rising tones piden confirmación, mientras que los falling tones la demandan.

El pronombre posesivo (his, mine, yours, theirs, etc) suele ser reemplazado por la combinación adjetivo posesivo + pronombre ‘one’. Ejemplo: “I can’t find my pen” “Don’t worry, you can use mine”, “You can use his/hers”, “You can use ours”, se reemplaza comunmente por “You can use my one”, “You can use his/her one”, “You can use our one.”

Las comparaciones conformadas por la estructura as + adjective + as + noun phrase (e.g. He is as fat as an elephant.) perdieron la mitad de su estructura: la nueva combinación consiste en adjective + as. Por ejemplo, si uno se cruza con una persona tan tan fea como pisar mierda descalzo, puede perfectamente exclamar “She’s ugly as!” o si, en cambio, nos cruzamos con alguien a quien le faltan un par de caramelos en el tarro, podemos decir que esa persona es “crazy as” sin ninguna necesidad de completar la comparación. El resultado es una mera enfatización de la característica designada. (Sweet as, ver léxico)

El pronombre “you”, todos sabemos, tiene una sola forma pero dos significados: uno singular y el otro plural. Obviamente no es un uso que podríamos describir como well-educated, pero que es comun, sobre todo en la isla sur. Si una persona se dirige a dos o más, es normal escuchar algo así como “how are yous?”

Del léxico:

“Sweet as” es una frase estandarizada que ya forma parte de la cultura kiwi y de los estampados de algunas remeras. Esta frase vendría a significar algo así como “great!”. Ej.: - You can keep that shirt if you want.
- Sweet as!

Otra palabra muy común es “cheers” que se usa intercambiadamente con el significado “gracias” o “de nada”.
Ej.: - You can keep that shirt if you want.
- Thanks!
- Cheers, mate.
“Mate” es otra que rankea en el top 10 de las más popus junto con “bro” (brother). Un intercambio inventado pero bastante plausible en Nueva Zelanda sería:
- Hey, what’s up, bro?
- Not much, what are you up to?
- Oh, I’m heading off for a beer now.
- Sweet as, bro. Enjoy!
- Cheers, mate!

En forma escrita estos intercambios tienen el condicionamiento característico de los mensajes de texto:
- Hey, sup, bro?
- Not much, wot u up to?
- Off 4 a beer now
- Sweet as, bro. njoy!
- Cheers, m8!

Una forma de indicar que uno considera que la forma de actuar de otra persona es, no sólo válida, sino acertada y de nuestro agrado es usando la frase “good on you!” No hay persona en la extensión de Nueva Zelanda que no use esta frase junto con el “what you up to”, el “sweet as” y el “cheers”.

Una palabra que no es tan común pero generalmente se dice que lo es, es la palabra “ta” que es una reducción de la palabra “thanks”. Es más común en la isla sur que en la isla norte de Nueva Zelanda.

Si alguien tiene ganas de hacer algo, lo más común no es preguntar “do you feel like…” o “do you fancy….”, sino el uso de la palabra “keen” que todos conocemos pero que nadie usa. “Are you keen on coming over?”

“Reckon” reemplaza casi en su totalidad a la palabra “think”. Kiwis don’t think, they reckon.

“Cool” es una palabra que siempre asociamos a la cultura adolescente, pero que en estas tierras la usa cualquier hijo de vecino sin más. A veces en reemplazo de la palabra “great” y otras veces en reemplazo de la palabra “gracias” o la frase “de nada”.

“Wee”, una palabra que nosotros asociamos únicamente al motherese o teacherese talk, es más popular que las palabras “tiny,” “small,” “little” y demás. Si uno quiere que otra persona considere junto a un grupo de individuos algún tema en particular, les puede decir “have a wee talk about it and let me know”. A wee person es una persona pequeñita, y a wee moment es un ratito.

Si una persona hace algo que pueda perturbar a otra de forma no intencionada y se disculpa, el afectado puede contestar “you are alright!” en lugar de “that’s ok” o “don’t worry”.

sábado, 17 de julio de 2010

Beelzebub

Como les decía, y como bien decía mi prima en su mensaje, el trabajo apesta, de lo contrario no sería trabajo. Pero siendo trabajador de Van Zanten (para los fonéticos: /vaen zeintn/) uno se da cuenta de que algunos trabajos apestan más que otros. Van Zanten, por cierto, es la empresa en la que trabajamos empacando bulbos de flores. Es una empresa Holandesa que yo me di al trabajo de rebautizar Van Satan (por eso explicaba la pronunciación), porque me imagino que si hay infierno debe ser algo parecido a esto: hacer el mismo movimiento durante 8 horas y media, es decir, ser un engranaje de una cadena de producción al mejor estilo Tiempos Modernos (recuerdan a ese señor Chaplin que ajustaba tuercas en una cinta transportadora? Sí, ese!).

Por lo menos el ambiente es bastante agradable en cuanto a lo social. Hay gente de distintos lugares del mundo y, por lo menos por ahora, son todos gente piola. Yo trabajo en una máquina empacadora propiamente dicha en donde un Checo (cuyo nombre creo que es Peter) se encarga de vaciar los cajones con bulbos sobre una cinta transportadora, le pasa el cajón vacío a una Australiana de unos 50 y largos (cuyo nombre es Cheryl) que le pone una bolsa adentro como si fuera un tacho de basura, le pasa los cajones a este humilde Argentino que les escribe (cuyo nombre es Fabio), que recibe los bulbos (luego de un tratamiento con químicos dentro de la maquinola, que a su vez les va tirando tierra encima) para acomodarlos en el cajon y que entren cómodamente. El sudaca le pasa el cajón a una Filipina (cuyo nombre es Vivian, pero que debe ser una mala traducción de algo así como Ho Chiu o Chow Mien) que cierra las bolsas y les pone la tapa a los cajones, luego los pone en otra cinta transportadora que los lleva hasta un flaco semi-Maori (cuyo nombre después de tres semanas me enteré que era Kevin) o un Maori (cuyo nombre es Garry y que opina que yo tengo un flash name) -según el día, a veces el semi falta y lo reemplaza el otro- que los acomoda en un pallet. Los chicos (Mara, Federico, Guillermo y Matías) pasaron de la cleaning belt al packing, pero están en otra máquina distinta.

También hay dos kiwis trabajando alrededor que son el jefe y la que viene después del jefe. El jefe se llama Marty, pero pasó por nombres como Marvin y Martin hasta que me enteré por alguien con mejor inglés que la Filipa que no era ni uno ni el otro. La señora debo confesar que no sé como se llama, pero definitivamente no se llama ni Eva ni Lena porque no responde a ninguno de esos nombres…

Hoy, entre tantos pensamientos irracionales que uno tiene cuando no tiene otra cosa que hacer mientras trabaja, me puse a pensar que era raro que después de tres semanas no haya descubierto ningún conventilleo, porque, vamos, siempre hay algún puterío en todo ámbito laboral. Lo loco es que uno piensa esas cosas justo en el momento indicado. Después del almuerzo (la gloriosa media hora) le pregunto a Cheryl que había pasado con John (un gordo buena onda y gracioso que maneja un forklift y que se encarga de traernos los pallets con bulbos) que no lo había visto después del primer smoko, y ella me cuenta que Anton, un holandés que es el capo del lugar, había estado toda la semana torturandolo psicológicamente y terminó por cansarlo cuando le dijo que era demasiado lento, así que renunció. En palabras de Cheryl (por favor que esto no salga de acá) Anton es un crap manager. Y si ella lo dice, que está ahí hace 7 años, yo le creo.

Ah, bueno, también nos mudamos de Ashburton a Rakaia, que es donde está la fábrica. Alquilamos entre los cinco (Mara, Federico, Matías, Guillermo y yo) una casita simpaticona, nueva y cómoda a 10 min del trabajo. O sea que ya no tenemos que lidiar con no encontrar una cuchara limpia para revolver el té en la taza que acabamos de lavar porque no había ninguna limpia cuando llegamos de trabajar (????????). Por lo menos no tenemos que lidiar con la presencia de personajes nefastos, ni con el viaje de ida y vuelta al trabajo, ni con la señora dueña mala onda del hostel. Eso. Nos. Pone. Contentos. :)

Hace un frío del orto generalmente, al punto que todos nos vestimos con dos de cada cosa: dos pares de medias, dos buzos, dos remeras, and so on and so forth. A la mañana solemos tener que echarle agua tibia al vidrio del auto para que se descongele, pero son detalles menores.

Me despido hasta la próxima aunque no sin antes felicitar a todos los que ahora tienen la opción de casarse en Argentina. Eso. Me. Pone. Contento. :)