lunes, 15 de marzo de 2010

Juancito y sus Semillas de Manzana

El domingo, luego del alerta de tsunami, que no nos permitió ir a las cataratas (que luego nos enteramos de que no influía en lo absoluto), decidimos partir para una zona alta: Te Mata Peak. Es una montañita con una super vista de todo Napier y alrededores, así que tipo que la vista TE MATA, boló! Durante la semana trabajamos consolándonos en el hecho de que cada bungee (un elástico con un gancho) que clavamos en las lonas va por Australia, por Tailandia, por Vietnam, etc etc, como dice Fede. El viernes despedimos a Luisa y Cristian (los dos argentinos que trabajaban con nosotros) que se fueron pal norte nomás a trabajar en un pack house. Tuvimos un smoko matutino emotivo: llevamos entre todos cosas ricas para morfar y hasta el viejo estuvo de buenas y se sumó (a comer, claro). El sábado, luego del trabajo, volvimos a nuestro hogar e hicimos lo de siempre: merendar y ducharnos. En un momento de ocio pre-salidero a por una cerveza con la muchachada del hostel, escuchamos a Laura (la inglesa) que nos dice “hay alguien buscándolos”. Lo que NUNCA, NEVER in the puta life nos habríamos imaginado era que nos fuera a visitar Marvin con Kerri….

Marvin es nada más y nada menos que la mano derecha de nuestro jefe (más detalles sobre dichos personajes en breve). Y Kerri es la novia de Marvin, que resulta que solía ser mi compañera de trabajo porque trabajamos de a dos con las lonitas. Fue un momento de sensaciones encontradas: una mezcla de simpatía y agradabilidad por el gesto pero teñido de rechazo por todo lo que significa Marvin (un flaco garca de los que hay pocos). Para que lo entiendan mejor, era algo así como ver a uno de esos bebés bien pero bien feos que son taaaaaaaaan feos que te resultan simpáticos pero que no podés dejar de pensar “que fulero, pobrecito”. La cuestión es que Marvin se comportó muy simpáticamente, Kerri es siempre bastante agradable dentro de todo y nos llevamos una sorpresa más vale inesperada, porque vinieron sin aviso. Además, quién se iba a imaginar que ellos dos, especialmente EL iba a pasar a saludarnos??

Ahora que el trabajo abunda y el tiempo libre escasea, y que, por lo tanto, las novedades no son tan abundantes, debo empezar a dedicar un lugar de este espacio a describir a la gente que nos rodea como para que entiendan todo bien desde una perspectiva más cercana a la nuestra. Por eso es que voy a empezar por la gente del trabajo y, luego de leer sobre Kerri y Marvin, pueden leer otra vez el párrafo anterior como para tener una mejor impresión de cómo fue el shock que nos invadió por la noche del sábado.

El primer personaje de la descripción es el señor Burns. Ya les dije en alguna otra ocasión que se parece al conejo malo de La Verdadera Historia de Caperucita Roja (Augusto y Jési, uds van a entender), pero también es bastante parecido al viejo de Monster House (Sándra, esa la vas a cachar vos). Según Fede se parece a un tal Calamardo o algo así de Bob Esponja (no sabría decirlo, porque nunca vi Bob Esponja por más de 5 minutos y, realmente, no recuerdo). Este buen señor cuenta con nada más y nada menos que casi 70 años. Sus frases favoritas (o por lo menos las que escuchamos un mínimo de 10 veces al día) son: “hop in the van, guys,” “you are not sorry, you are laughing,” “smokooooooooooooooooo!” “okie dokie, away you go,” “HORRIBLE!” (esa la usa para casi todo, desde el sombrero que tenés puesto hasta el maldito nudito del tree training), “MAAAAAAAAARVIIIIIIIIIIIIIIIN, what are you doing? move your bloody ass,” “come on, guys, this is painful” (refiriéndose a cuando alguien hace algo lento), “MARVIIIIN, this is like watching someone die!” (idem anterior), “oh, come on, Maaaaaaarvin!” “good boy /girl” (cuando hacés algo que le gusta), “bad boy/girl” (ya se imaginarán…). El asunto es así: si el viejo está de buenas, hace chistes (tiene un humor medio negro y jodido) y te cagas de risa; ahora si el viejo está de malas, es mejor evitarlo porque es un dolor punzante de ojete. Es un zorro viejo y tiene sus mañas.

La pandilla latina consiste en dos varones argentinos y una chica chilena. Nicolás, Tomás y María Paz alias Pacha viven juntos en Hastings (una ciudad cerca de Napier, más para el lado donde trabajamos) con otros 3 argentinos y dos chilenas. Tomás trabaja con Fede y, aparentemente, durante las primeras horas de la mañana es parco y no habla, pero cuando se despierta se la pasa gritando huevadas. Nicolás es un chabón del tipo “no me importa,” pero que resulta que es bastante centrado y a veces bastante gracioso. Pacha es la niña mimada porque es toda suavezona y además es muy simpática. Los niños tienen 23 y la niña 21.

Kieran y Natasha son dos kiwis del campo. Ella pasó 12 de sus 23 años trabajando en una granja con vacas y tiene más fuerza que cualquiera de los que están ahí. Es muy graciosa dentro de lo que es su humor sarcástico y agresivo, y es bastante buena onda aunque medio boludona. Para que se la imaginen, es una especie de Nikita en miniatura con espalda triangular y manos de travesti. El… bueno, todavía no defino si es un boludo a pedal o a cuerda, pero que es un boludo está BIEN definido. Como entraron dos chicos nuevos de la República Checa (porque se fueron Luisa y Cristian), a mi me volvieron a sacar a Kerri y me pusieron con este lungo corto de mente que se la pasa diciendo “sweet” y “fuck(ing)” cada dos palabras. Mi negación a trabajar con él va más allá de su opacidad superconcentrada; me rompe soberanamente las pelotas (madre, sal de mi cabeza!) que sea lo que en ingles se conoce como un backseat driver… entiéndase alguien que da ordenes pero no hace un pedo y encima se queja de que voy lento…. Y claro, pelotudo, si vos hicieras tu trabajo yo no tendría que hacer el de una persona y media y haría más rápido! Cuestión que veré si me pueden cambiar de compañero por alguien que por lo menos sepa contar y qué edad tiene.

Florian es un alemán, que con sus 29 es el más grande del grupo. Este muchacho es… cómo definirlo? Un tanto atípico… raro… es… o mejor dicho, solía ser bastante copado. Suele hacer muchos chistes: te clava tus bungees en manzanas, te contesta medio choto pero con onda, te ata ramas a tu hilo para el tree training… cosas bobillas por el estilo. Cuestión que nos llevábamos bien hasta que un día me rompió un poco las pelotas cuando me tiró el balde con gomitas para atar los arboles a su guía y decidí ignorarlo por el resto del día, como cuando hay una mosca molesta en la habitación y uno no la puede matar entonces decide ignorarla con mucha fuerza para ver si de tanto ignorarla desaparece como por arte de magia. La cosa es que este muchacho se agretó. Así nomás, me empezó a contestar como el orto. Florian, what pass?? Ah, y hoy descubrí que cuando se saca la gorra que aparenta tener pegada en la cabeza parece el príncipe malvado de Shrek. Y por cierto, pa mí que está enamorado de la Kerri el Florchu.

De los Checos no puedo hablar, sólo puedo decir que hoy, su primer día, los noté asustados y me divirtió de una forma un tanto macabra y sádica a pesar de pensar que tal vez nosotros teníamos la misma expresión el primer día. La chica es copada, y el chico es bastante poco comunicativo… tal vez sea porque no sabe inglés. Y también huele muy mal, taaaaaaan mal que el hedor te perfora la nariz como el frío de invierno con el agregado de ser desagradable.

Kerri es la kiwi que, como dije, trabajaba conmigo. Tiene 18 años, acaba de terminar el colegio y hace este trabajo desde hace 4 años (hay que tener ganas, eh!). Sólo que lo venía haciendo en verano y este año decidió tomárselo sabático del estudio y se dedica a esto, a hacer un curso de buceo y a salir con el forro de Marvin que vive en su casa y está esponsoreado por ella para conseguir la residencia. Pobre, se clavó una espina jodida en el pie y se la entierra más adentro con cada paso. Digo pobre porque ella es una piba piola, buenita y simpaticona. El, en cambio, es el olfa garca que cree que tiene que pisarte la cabeza para ascender… porque sí, tiene unos planes macabros, como decía Luisa, de convertirse en manager… así que la cosa es simple, si hacés algo mal, el Jorgito se entera porque el moco alemán le va con el cuento.

Por el momento sólo les contaré eso. En una próxima entrega de fapis online les contaré otras cosas y les mostraré fotos.

Cheers!

chivo: http://from-now-on-and-on.blogspot.com/

miércoles, 3 de marzo de 2010

De Pitos y Flautas

Bueno, no hay mucha novedad para contar más que algunos detallines quizá simpaticones. En cuestiones generales, Fede ya superó su alergia a los bed bugs. El domingo fuimos a una playa nueva que queda para el norte y está rodeada por sierras. El paisaje es mucho muy bonito y la playa otro tanto. Subiré fotos en breve ya que flicker me permite cargar solo 100 megas por mes y en febrero ya los superé. El trabajo? Bien, gracias. Es pesado, cansador e interminable, pero la paga es buena y los cuerpos ya se están acostumbrando. Nos hemos hecho amiguillos de nuestros compas de lonas blancas, así que como hay buena onda es mucho más llevadero.

Seguimos en el mismo hostel donde nos sentimos muy cómodos aunque surgieron un par de episodios semi-hostiles que no pasaron a mayores y luego tuvieron un final Disneyco; a saber: martes por la noche, cansancio, cena sanguchezca y llenadora, sobran dos sándwiches que descansan en un plato sobre la mesada de la cocina. Entre pitos y flautas (tenía ganas de usar esa frase) cocinamos el almuerzo para llevarnos en viandita al día siguiente como se ha hecho costumbre. El potencial almuerzo consistía en rebozados de pescado (chicos, recuerden que hay que comer pescado que hace bien) con puré de papas. A las 5.30 am del día siguiente (porque somos unos chicos muy madrugadores y salimos a correr una horita antes de ir a clavar lonas entre medio de manzanos sobrecargados del fruto prohibido - tan colorados como la nariz del señor Federico G luego de un día de trabajo bajo el sol - y manzanas podridas que huelen a sidra vieja – nótese el uso de la ironía) durante un desayuno adormecido descubrimos que nuestros tostados de panceta y queso habían sido aprovechados por personas ajenas a los que se habían tomado el trabajo de prepararlos. Incluso habían dejado solo dos o tres papitas fritas nomás. Dos o tres!!! Que cararrotez! Entonces yo, quien escribe, en un ataque de ira matutina y malhumor por el descubrimiento de que MI comida había desaparecido, decidí dejar una notita que transcribo a continuación: I hope you have enjoyed MY sandwiches… Y así es como entre otros tantos pitos y flautas nos fuimos a trabajar al campo. Todo transcurrió sin pena ni gloria (porque los primeros días fueron sin duda alguna muy similares a una tortura) hasta que llegó la hora del almuerzo (que es, mejor dicho, media hora). En ese momento no se hizo presente la gloria pero si un poco la otra cuando nos dimos cuenta de que nos faltaban dos rebozados de pescado. Ahora imagínense la situación: yo hambriento luego de haber estado toda la mañana trabajando, regocijándome mentalmente en lo que sería mi almuerzo cuando el viejo pasara gritando “smokoooooooooooooo!” y el momento de la epifanía en el que descubrimos la falta de esos tan esperados trozos de imitación de pescado. Ustedes se imaginarán lo que pasó en mi cabeza y lo que salió de mi boca en ese momento.

La cuestión es que al llegar esa tarde al hostel, dos personas que estaban sentadas en el porche me dicen “vos sabés quién se comió los sándwiches?” a lo que respondí que no y aclaré que esos sándwiches eran míos (y de Fede, claro) y que yo había dejado la nota. Muy sorprendida la chica me responde “en serio?? Todo el mundo está preguntando quién se comió los sándwiches.” Claro que creímos en ese momento que era una exageración hasta el momento en el que pusimos un pie en la cocina y Sonja (la chica alemana que recordarán por el sobrenombre de Videlita) nos dice que habían visto la nota y bla bla, se me acerca Manni (el dueño del hostel) saltando y cantando “yo sé quién fue, yo sé quién fue!” pero no pude sacarle ningún nombre a pesar de mi promesa de no decirle a nadie, sólo me dijo que tendría que ver el video para creerlo (hay una cámara en la cocina) y, claro, todo eso llevó a conjeturas bizarras como “seguro fue el irlandés que le agarró el munchis porque vive fumado,” o “quizá fue uno de los ingleses, porque… toman posesión de cosas que no les pertenece como las Malvinas” (¿???) o incluso “seguro fue Laura porque, además de inglesa, tiene cara rara.” Cosas que en retrospectiva suenan muy idiotas, pero que uno no puede evitar pensar.

Minutos más tarde, saliendo de nuestra nueva habitación (porque Sonja nos asignó su habitación favorita porque le caemos de re chupete), nos cruzamos con Phil, el amigo de Laura que también es inglés y muy copado, y empieza a disculparse por haberse comido los dos pedazos de pescado, alegando que estaba tan ebrio que ni siquiera recordaba habérselos comido pero que cuando fuera al supermercado nos iba a comprar rebozados de pescado para reponer las sustraidas. Le dije que nos imaginábamos que habría pasado algo así, que no se hiciera problema porque el pobre estaba muy apenado (“apenado” es una palabra que me es un tanto ajena, pero no encuentro otra mejor) y seguí mi camino hacia la cocina cagandome de risa por la situación. Ahí había una congregación de alemanes junto con el dueño del hostel que me ve riéndome y me pregunta qué había hecho como si fuera un niño luego de una travesura. Le comenté lo que había acontecido segundos antes y me respondió que la persona que habíase engullido los tostados se disculparía en breve, pero todavía estaba la incógnita de quién habría sido…

El día transcurrió dentro de sus cauces normales, salvo por Pam, una norteamericana que se sale del molde preestablecido en nuestro consciente colectivo debido a su interés por la lectura. Sí, algunos norteamericanos LEEN. Y no sólo eso, lee LIBROS! Lo llamativo en ella ese día no fue el hecho de que leyera, sino que apareció de una forma esquizoide, portando un ojo hinchado cual Cuasimodo, con una langosta muerta en la mano y una actitud de adicto en rehabilitación que vende pepas en el tren de la línea Mitre. Aparentemente la langosta la pescó ella solita con sus manecitas mientras buceaba. En el momento en el que me ofreció langosta se me prendió una llamita de sospecha que se confirmó al día siguiente cuando se acercó a Fede y a mí, todavía luciendo su ojo mocho, para pedirnos disculpas por haberse comido los sándwiches. La pobre santa no paraba de disculparse y hasta incluso nos ofreció pescarnos unas langostas la próxima vez que fuera a bucear. Veremos si cumple porque ahora la quiero probar…

Esa misma noche charlando en la cocina con Phil (leer arriba si no recuerdan quién cojones es), le pregunto por su receta para hacer pies (léase: /’pais/) ya que en ese momento estaba cocinando dos y ya lo había visto en otras ocasiones cocinarlos.
Rápidamente me empapé de su técnica para hacer la masa y el relleno que, según él, es cualquier fruta que le quieras poner con mucha azúcar. Entre otros tantos pitos y flautas, me doy vuelta un segundo y el saca sus pies del horno, me extiende uno y me dice “this is for you for eating your fish.” El pobre santo nos había hecho un pie de duraznos con la inscripción “sorry” en el. La idea era merendarlo al día siguiente luego del trabajo y poder compartirlo con él, pero no pasó de ser más que una idea porque cuando volvimos del trabajo al día siguiente, alguien se había comido tres cuartos de nuestro pie…. Chicos, si tiene un “SORRY” tallado en la masa, es evidentemente el pie de alguien más! Pero bueno, son cosas que pasan.

En otras áreas del día a día en Napier, anoche fuimos al cumpleaños de Luisa, una argentina que trabaja con nosotros. Luisa, Christian (el novio), Fede y yo salimos a tomar algo (los otros compas de trabajo no fueron). Los chicos del hostel fueron casi todos a un bar que se llama Thirsty Whale, que estaba justo enfrente a Shed (el bar en el que estábamos nosotros), y quedamos que después de pasar un rato por el cumple íbamos a pasar otro rato por Thirsty Whale. Al final todos los que estaban en Thirsty Whale se fueron para Shed, así que no nos tuvimos ni que mover para cruzar la calle. Dato de color: los hoodies are not allowed (los buzos con capuchas) porque “no se te puede ver la cara” me dijo el de seguridad cuando le pregunté por qué no (explicarle que no pensaba ponerme la capucha adentro del bar fue completamente en vano). Dato de color #2: la vida nocturna acá termina a las 3 am como una exageración.

Ahora, domingo, todo el mundo anda de lo más campante mientras nosotros les rompemos esa alegría inocente diciéndoles que hay alerta de tsunami por el terremoto en Chile. Necesito lavar ropa, pero luego me dije a mí mismo “cuál es el punto si se va a terminar mojando de todas formas?”

Más novedades más luego.

Cheers!