viernes, 19 de febrero de 2010

It's Been a Hard Day's Night



Como prometí (y una promesa se cumple), les voy a contar sobre las andanzas del domingo y lunes y, quien sabe, por ahí me juego y hasta les cuento más y todo. El domingo decidimos ir a una playa que esta a alrededor de media hora en auto, porque las playas de Napier son todas con piedritas; sólo hay un par con arena y son chiquitas y horrendas. Así que agarramos nuestro auto, agarramos al alemán, y nos fuimos en dirección al sur a Ocean Beach. El paisaje de ida es fantabuloso (al igual que el de vuelta, claro). La playa es como una 9 de Julio pero menos transitada. La arena es finiiiiiita y se extiende por varios kilómetros. El agua es transparente (pero transparente de endeveras), llena de aguas vivas pequeñitas pero indefensas (al punto que dabas una brazada y la palma de la mano se topaba con incontables cantidades). Caminando por ahí también se ven pecesitos nadando alrededor de los pies y cangrejos intentando agarrarte los dedos. Luego nos fuimos para Waimarama, pero sólo pasamos por ahí a ver cómo era. El paisaje de ida no lo vi, porque iba manejando y, además de mi pánico de principiante, había muchas curvas y un poquito de altura, así que me concentré en la línea del medio y en no llevarme puesto a ningún auto. Pero el camino de vuelta (que es el mismo que el de ida, claro) esta mucho muy bueno también. Por la noche hicimos fogata en la playa de enfrente del hostel (la de piedras) como en las dos noches anteriores, y se nos sumaron otras gentes del hostel de distintos países.



El lunes amanecimos haciendo los llamados laborales pertinentes a toda esa gente que nos había dicho “llamame la semana que viene.” Entre ellos estaba George B-u-rn al cual nos referiremos de aquí en más como Mr Burns (si quieren tener una idea de cómo luce Mr Burns, busquen en youtube algún videíto de Hoodwinked – la verdadera historia de caperucita roja – y préstenle atención al conejo malvado). Resulta que a este Mr Burns lo habíamos visto los cinco (ayuda memoria: estábamos con los alemanes: Kira, Alex y Franzi) en una orchard (esos lugares donde plantan árboles frutales), hablamos con otro tipo de nombre Stuart Hi-gg-ins, y, será casualidad de la vida, que justo cuando llegamos se largo a llover fiero entonces pararon todos de trabajar y se metieron en el shed (que es como un lugar donde guardan cosas y al lado tiene cocina, baño y todas esas cosas) y nos cruzamos con Mr Burns, que nos dijo a Fede y a mi “uds son argentinos?” y, mal que le pese a Alejo, le contestamos con la verdad… y ahí nomás, así como si nada y enfrente de los alemanes nos dijo “uds dos llámenme la semana que viene si no consiguen trabajo.” Créanme, es una situación tan cómoda como darte cuenta de que la persona de la que estás hablando mal está atrás tuyo. La cuestión es, ni más ni menos, que Mr Burns nos sacó de esa larga odisea vacacional (¿??) para ponernos en una odisea aun peor: la de trabajar de 6 am a 5 pm en un campo de manzanas desplegando y ajustando lonas de plástico blancas para que reflejen la luz y las benditas manzanas de Johnny Appleseed (nombre de la empresa) sean más rojas y dulces.



Luego de hablar por teléfono con este buen señor, nos fuimos a verlo en persona y no por gusto, sino porque nos pidió que fuéramos a la oficina de Johnny Appleseed (que nombre pelotudo) para llenar una application form y para tener una entrevista con el, que se redujo a una especie de sesión para infligir miedo; el viejo es bastante estricto. Quedamos en que nos iba a llamar el miércoles para que nos dijera dónde teníamos que ir el jueves. Nos dio los contratos para leerlos y completarlos y, al salir de la oficina, sentimos que nos sacamos un cajón de manzanas de encima por todo lo que implica no tener trabajo y estar buscando hace 2 meses.

Ahora bien, supongamos que el martes tu compañero de viaje y de cuarto se despierta con un picor en los brazos. Supongamos que ese picor se extiende a otras partes del cuerpo y que ese picor se vuelve cada vez más intenso. Supongamos que tu compañero decide ir al médico, y entonces supones que lo mejor que podés hacer es llamar al operador internacional para hacer una llamada por cobrar a la gente del seguro en Argentina, y que el operador te dice que no podés llamar por cobrar a Argentina porque no hay convenio. Supongamos que puteas al aire un rato y llamás con los 6 dólares que te quedan en la tarjeta de descuentos de hostels, y la mujer que te atiende tarda dos horas – literalmente - en comunicarse con quién sabe qué persona de Nueva Zelanda para que te concrete un turno con un médico. Supongamos que te llama una Kiwi de nombre Esther que pronuncia su nombre como /’esta/ y te dice que le llegó un email de Argentina diciendo que Federico G necesitaba un médico (palabra clave: EMAIL, no llamado telefónico, sino algo tan azaroso como un EMAIL) y que iba a tardar otras dos horas en conseguir un turno. Supongamos que te vuelve a llamar unos quince minutos antes de que se cumplan las dos horas y te dice que NO HAY turnos, pero que si querés podes ir a una clínica en la que tenés que pagar 55 kiwachos la consulta y el pikachu está tan desesperado que decide gastarse ese dinerín. Supongamos pues que vas a la clínica y confirmas que las ronchas son de “bed bugs” que se estuvieron alimentando del cuerpo del susodicho y que, además, te enterás que la amigdalotomía a la que se sometió un mes antes de viajar fue en vano porque le están volviendo a salir. Supongamos que, tras todo esto, el seguro médico te dice que el reintegro de la consulta y de los medicamentos (sí, hubo medicamentos incluidos y todo) te lo van a hacer cuando vuelvas a Buenos Aires siempre y cuando presentes un diagnóstico (¿???) junto con los tickets (el diagnóstico supongo que vendrá algo así: el señor Federico G – o Mr Fredrica G según los Napierianos – fue mordido vorazmente por unos bichos de cama). La conclusión de todas estas suposiciones sería que: si A llama a B por emergencia X, A puede darse por muerto antes de conseguir un turno. Pero no hay mal que por bien no venga; Manni, el dueño del hostel, se ofreció a lavarnos la ropa que podría haber estado en contacto con los bed bugs. Nos cambió de habitación, por lo menos hasta que se haga cargo de esos mugrosos bichos mordelones. Y… so the life goes…

Ayer empezamos a trabajar a las 6 am y terminamos a las 4.30 pm. El laburo apesta sobremanera pero trae buena pasta, así que por el momento estamos viendo si resistimos o mandamos al conejo cabrón a freír zanahorias o no.

sábado, 13 de febrero de 2010

Baby, you can drive my car



Oh zi! Tenemos un auto. Es blanco, tiene cuatro puertas, cuatro ruedas más una de auxilio, un gato, una guía de rutas, y hasta una carpa. Resulta que acá la compra de un auto es tan fácil como mandar una postal, porque incluso se hace en el mismo lugar. El tema es así: vos vas al correo con el dueño del auto, llenas un papel con tus datos, el actual dueño llena otro chiquito con los de el/ella y se lo entregás a la persona que te atienda en el correo. Y eso. Listo. No hay más trámite. Claro que en el medio hay que pagarle al (ahora) ex –dueño, pero casi casi que eso es un detalle.

El auto se lo compramos a una yanqui que se está yendo en una hora para Wellington y de ahí a Australia. A la gorda la queremos tanto como a una zarigüeya aplastada en el medio de la ruta, porque le sacamos el auto a 100 mangos menos de lo que pedía pero tuvimos que invertir esos 100 mangos en arreglar la bocina y, créase o no, el sapito (la mierdita esa que tira agua al vidrio) porque si no no te dan el WOF. Qué ostias es el WOF?? Warrant of Fitness. Es un chequeo que se le hace cada 6 meses sin excepción a los vehículos para garantizar su buen funcionamiento. El asunto es que aparentemente el sapito es tan importante que si no te funciona bien no te dan el WOF (¿????? Loco, no?).



Luego de recuperar el autito y conseguir nuestro tan deseado WOF, nos aseguramos. El seguro en Nueva Zelanda no es obligatorio, pero uno con su mentalidad de argentino listo para que lo caguen en medio de un accidente dice: mejor prevenir. Así que fuimos a la Automobile Asociation, nos empapamos sobre las opciones disponibles y nos decidimos por asociarnos al AA para obtener mapas gratis, servicio mecánico y transporte por averías entre otras yerbas durante un año por 49 pesunquis final. Y también sacamos un seguro completo por otros 48 kiwicines al mes. Yay! No sólo tenemos auto, sino que también tenemos seguro!



Lo que todavía no tenemos es laburo…. Coff coff… pero en eso estamos. Acá nos hicimos amigos de un par de alemanes, Kira y Alex, que son bastante piolas. Kira nos pidió que le enseñemos castellano y, ni lento ni perezoso, le dije que “sí, claro, siempre y cuando vos nos enseñes alemán.” Por suerte la idea le cayó bien. Además de aprender alemán nosotros y castellano ellos, nos asociamos para la búsqueda de empleo. Ayer nos fuimos en el auto de ellos a los campos a ofrecernos para juntar o empacar frutas y hoy hacemos al revés (entiéndase que vamos en nuestro auto. Aunque, noticia de último momento, eso está por verse, porque aparentemente Kira se peleó con Franzi (otra alemana que viaja con ellos dos) y se quiere ir a la mierda (chan!).

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Ahora es 13 de febrero. El día de ayer terminó de la siguiente manera: Kira se fue a Auckland porque se peleó fulero con Franzi. Nos hemos quedado sin profesora de alemán. Creemos que Franzi, a.k.a. Belinda Elefantiasis (referirse a Belinda, cantante mexicana y a Elefantiasis, enfermedad en los miembros), está (o debería estar) medicada porque es (medio) ciclotímica. Alex se juntó con nosotros para seguir buscando trabajo. A la noche hicimos curry y terminamos comiendo con otra alemana que se llama Lena, a.k.a. Kika (referirse al personaje de Gasalla para más información) y es maestra jardinera en un colegio Waldorf (así que estuvimos hablando un poco de eso), y con otra alemana que se llama Sonia, a.k.a. Videlita (referirse a la junta durante el proceso de reorganización nacional del 76), que resultó ser muy copada a pesar de nuestras predicciones; no es tan Videlita como suponíamos. La parte emotiva fue darnos cuenta como si estuviésemos en una película de Disney que no deberíamos ser tan prejuiciosos (acá es donde se escucha a la audiencia suspirando un “AAAAAWWWW”) y que las primeras impresiones a veces nos las tenemos que tragar. El broche de oro fue hacer una fogatita en la playa de enfrente con Alex y Nina. Ah, y estuve manejando y todos estamos vivos… esa es buena señal.



Hoy amanecimos de un humor indescriptiblemente pálido. A Alex lo llamaron de la isla sur (que es donde habían estado ellos anteriormente) para ofrecerle trabajo en Apple picking, así que decidieron que se van a volver para allá. Con Fede salimos a la ruta a recorrer orchards y preguntar si necesitaban gente, la respuesta fue la misma de antes: llegaron muy temprano, la temporada este año empieza más tarde que de costumbre por el cambio climático, vayan a Mr Apple (una empresa grande que tiene vastos territorios con… bueno, manzanas, obvio). Hicimos un par de llamados y posiblemente la semana que viene salga algo.



Mañana o pasado les cuento las andanzas del domingo y lunes. Lo que leyeron lo escribí entre el viernes y sábado.

viernes, 5 de febrero de 2010

tu, tu, tu, tu eres... mi amortiguador

Nota del autor: las horas mencionadas son meramente estimativas. los hechos relatados NO son ficcionales; cualquier coincidencia con hechos o personas que lean este post es meramente casual.

viernes 9 am: despertador. si, un poco tarde, pero... cuando uno es desempleado no importa demasiado a que hora se levanta. desayuno. finalizacion de armado de valijas.

10.30 am: en busca de la yerba perdida. es solo un decir, no perdimos yerba, pero necesitabamos mas. finalmente conseguimos en un convenience store (o conveniencia, como les decimos nosotros) de mala muerte en donde incluso tenian dulce de leche. quien lo iba a imaginar??

11.30 am: cerrar valijas, cargar termo, endosar sobras a alejo, etc etc. mochila al hombro y valija coja (le falta una ruedita a mi valija.... gran adquisicion fue, que no le duro ni hasta llegar al primer hostel en auckland!). en eso suena el telefono de fede. "ale, atende vos, deci que no estoy," escucho mientras armo un tetris en mi mochila de mano entre la computadora, el termo, el mate y una salsa de tomate (si, me lleve la salsa de tomate, so what?). alejo nos cuenta que era un tal anthony, que trabaja en el restaurante donde fede rompio la copa, que llamaba para ofrecerle un puesto de kitchen hand o dishwasher. señor, ya tenemos pasaje para ir a juntar frutas, no joda una semana despues de la entrevista que ya se paso su cuarto de hora.

12.45 pm: despedida de alejijou en la estacion de micros. nos sentamos, nos acomodamos y todo muy lindo hasta que nos damos cuenta de que los 4 hindues, que estan sentados en posiciones estrategicas alrededor de nosotros, hieden de una forma increiblemente acida (creo que nunca habia entendido el significado de la collocation "pungent smell" hasta ese momento). el unico punto bueno que encontre al hecho de no haber tenido tiempo de almorzar fue que crei que si hubiese tenido algo en el estomago no me habria quedado mas opcion que barnizar el tapizado de los asientos frente a mi.



2.30 pm: se para el micro. solo por unos breves instantes. luego nos da unos 20 minutos en una especie de restaurante de ruta para engañar al estomago.

5 pm: se para el micro. junto con el motor deja de funcionar la ventilacion que era lo unico que nos aliviaba el hedor de la peninsula indica. parecia una conspiracion para que no tuvieramos alternativa a una muerte dolorosa de nuestras glandulas pituitarias. bajamos todos del micro, mate en mano, claro. esta vez dije a mi compañero de viaje "llevalo vos, me tiene podrido que me miren raro con el mate." segundos despues escucho al señor giosa con cierto tono de perro rabioso, dirigiendose a varias personas del micro que estaban como nosotros aprovechando del aire puro y la vista, vomitando la frase "IT'S NOT A DRUUUUUUUUUUUUG!". hablamos con una pareja de Dunedin (que resulta que se pronuncia "DAN-'EEDEN") y una señora a la que le explicamos que carajos era el mate y la compeli a probarlo. entre tanto la manada hedionda nos miraba cual jauria de perros rabiosos, quien sabe por que.




6.30 pm: se para el motor por segunda vez. no hay mucho mas que decir.



6.45 pm: se para el motor. definitivamente. paramos en una estacion de servicio mientras esperabamos al micro que nos vendria a buscar para terminar el recorrido a Napier. nos manducamos un par de porquerias, obvio.



7.30 pm: al nuevo micro viejo! sopor de viaje largo e interrumpido. parada en algun que otro lado para subir gente.

11 pm: llegada a destino. nada mas y nada menos que 10 hs para hacer un viaje de 400 kilometros (como dirian aca: this is f*cked, bro!) panorama desolador. obviamente que perdimos nuestra reserva en el hostel. por suerte no pagamos por ella.

11.30 pm: arrivo al hostel que encontro fede. nos recibe el dueño con un "che, boludo!" le pregunto si habla español y me contesta con un "no" y agrega algo en aleman con la palabra "scheiZe". siendo quien les habla un poliglota (????? jajajjaa) le digo "oh, you know only the foul language... and you are using it with us... that's so impolite!" (si, yo se que yo soy bocasucia, pero por lo menos pude cagar a pedos a alguien... deben ser esos restos de docente que hay en mi). cuestion que el "boludo" nos dio alojamiento barato, wi-fi gratis y otras comodidades.

hubo uno (o dos) broches de oro, pero esos quedaran para otros momentos.
hoy: playa

martes, 2 de febrero de 2010

hey boy, hey girl... countryside, here we go!



Pos bien, ha pasado poco más de un mes aquí en Auckland. No hemos visto demasiado afuera mas que la península de Coromandel. Hemos buscado trabajo durante días, hablamos con dueños, gerentes, hicimos trials, tuvimos entrevistas, pateamos las calles plantando currículums y no hemos tenido suerte, ninguno ha dado frutos. Changos! Resulta que en el resto italiano donde iba a empezar a trabajar con un mexicano, una peruana, un tano, un maorí y una banda de brasucas, contrataron a un italiano amigo de la dueña (Joyce, te recordare por siempre como una gran, gran…. conchuda de mierda sin criterio – Joyce es la dueña). Por suerte me llamo Diego (el mexicano) y me dijo: “mira, cabrón, lamento no haberte iamado antes pos es que no encontraba tu numero, te iamo por dos cosas, una para decirte que lamento que le haian dado el trabajo a otro (en ese momento me aclaró la relación que este individuo tenía con la dueña) y la otra es porque tengo que pagarte el trial, así que cuando puedas te pasas por aquí y te doy el dinero, si ves que esto está muy bisi (busy) me esperas 5 minuticos y estoy contigo.” Así que bien, podría decir que gane mi primer mini sueldo en la Nueva Zelandia (65 mangulis).



En Madison (la reclutadora) no me confirmaron para tener entrevista en el puesto de customer service en el banco como a Alejo, que ya está con un pie adentro. Y David, el dueño del sex shop donde aplicamos para trabajar, tampoco nos contactó, y nuestro intento de ir a hablar con él otra vez fue en vano ya que nos atendió otra chica que no se molestó en preguntarnos los nombres y nos dijo que si teníamos nuestros números de contacto en el cv ya se comunicarían con nosotros. Cosa que, imaginarán, nunca pasó. Por todo eso y mucho más, Fede y quien les habla (yo, Fabio), hemos decidido partir. A donde? A Napier, que queda en Hawkes Bay, en el este centro de la isla norte, donde hay vastísimos lugares para juntar frutas. Cuáles son los pros? Por un lado, es trabajo asegurado. Por otro, es más ahorrativo ya que posiblemente nos den alojamiento junto con el trabajo (lo cual es appealing por demás ya que estamos planificando cuándo vamos a comprar el tutú to hit the road, Jack (8)). Además (sí, sí, threefold advantage, o tal vez más incluso), al trabajar 3 meses en campo (no necesariamente de corrido) uno puede aplicar para una extensión de dos meses de la working holiday visa, lo cual nos permitiría permanecer más tiempo y trabajar un poco más para juntar plata para las aventuras australianas y asiáticas (so exciting, so exciting!!!!). Cuándo nos vamos? El viernes. Este viernes. Tan pronto? Sí. Hemos dado aviso a nuestros familiares por defecto en esta ciudad. El tío Andre fue muy encouraging y el tío Martin estaba un poco upset por las novedades, pero les prometimos volver porque nosotros también nos sentimos un poco apegados a ellos. Y otro de los motivos por los cuales volveremos es, nada más y nada menos, que nuestro pequeño hermanito de aventuras (que hoy cumple años, recuerden, Alejo ahora tiene 24!!), Alejijou R F se queda en esta ciudad defo (lo de “defo(rme)” va con onda) donde tenés que hacer 8 subidas y bajadas para caminar 4 cuadras.

Les dejo, me voy a la lavandería a buscar ropa.
Feliz Cumple, Alejijou!!!

Cheers!