sábado, 13 de febrero de 2010

Baby, you can drive my car



Oh zi! Tenemos un auto. Es blanco, tiene cuatro puertas, cuatro ruedas más una de auxilio, un gato, una guía de rutas, y hasta una carpa. Resulta que acá la compra de un auto es tan fácil como mandar una postal, porque incluso se hace en el mismo lugar. El tema es así: vos vas al correo con el dueño del auto, llenas un papel con tus datos, el actual dueño llena otro chiquito con los de el/ella y se lo entregás a la persona que te atienda en el correo. Y eso. Listo. No hay más trámite. Claro que en el medio hay que pagarle al (ahora) ex –dueño, pero casi casi que eso es un detalle.

El auto se lo compramos a una yanqui que se está yendo en una hora para Wellington y de ahí a Australia. A la gorda la queremos tanto como a una zarigüeya aplastada en el medio de la ruta, porque le sacamos el auto a 100 mangos menos de lo que pedía pero tuvimos que invertir esos 100 mangos en arreglar la bocina y, créase o no, el sapito (la mierdita esa que tira agua al vidrio) porque si no no te dan el WOF. Qué ostias es el WOF?? Warrant of Fitness. Es un chequeo que se le hace cada 6 meses sin excepción a los vehículos para garantizar su buen funcionamiento. El asunto es que aparentemente el sapito es tan importante que si no te funciona bien no te dan el WOF (¿????? Loco, no?).



Luego de recuperar el autito y conseguir nuestro tan deseado WOF, nos aseguramos. El seguro en Nueva Zelanda no es obligatorio, pero uno con su mentalidad de argentino listo para que lo caguen en medio de un accidente dice: mejor prevenir. Así que fuimos a la Automobile Asociation, nos empapamos sobre las opciones disponibles y nos decidimos por asociarnos al AA para obtener mapas gratis, servicio mecánico y transporte por averías entre otras yerbas durante un año por 49 pesunquis final. Y también sacamos un seguro completo por otros 48 kiwicines al mes. Yay! No sólo tenemos auto, sino que también tenemos seguro!



Lo que todavía no tenemos es laburo…. Coff coff… pero en eso estamos. Acá nos hicimos amigos de un par de alemanes, Kira y Alex, que son bastante piolas. Kira nos pidió que le enseñemos castellano y, ni lento ni perezoso, le dije que “sí, claro, siempre y cuando vos nos enseñes alemán.” Por suerte la idea le cayó bien. Además de aprender alemán nosotros y castellano ellos, nos asociamos para la búsqueda de empleo. Ayer nos fuimos en el auto de ellos a los campos a ofrecernos para juntar o empacar frutas y hoy hacemos al revés (entiéndase que vamos en nuestro auto. Aunque, noticia de último momento, eso está por verse, porque aparentemente Kira se peleó con Franzi (otra alemana que viaja con ellos dos) y se quiere ir a la mierda (chan!).

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Ahora es 13 de febrero. El día de ayer terminó de la siguiente manera: Kira se fue a Auckland porque se peleó fulero con Franzi. Nos hemos quedado sin profesora de alemán. Creemos que Franzi, a.k.a. Belinda Elefantiasis (referirse a Belinda, cantante mexicana y a Elefantiasis, enfermedad en los miembros), está (o debería estar) medicada porque es (medio) ciclotímica. Alex se juntó con nosotros para seguir buscando trabajo. A la noche hicimos curry y terminamos comiendo con otra alemana que se llama Lena, a.k.a. Kika (referirse al personaje de Gasalla para más información) y es maestra jardinera en un colegio Waldorf (así que estuvimos hablando un poco de eso), y con otra alemana que se llama Sonia, a.k.a. Videlita (referirse a la junta durante el proceso de reorganización nacional del 76), que resultó ser muy copada a pesar de nuestras predicciones; no es tan Videlita como suponíamos. La parte emotiva fue darnos cuenta como si estuviésemos en una película de Disney que no deberíamos ser tan prejuiciosos (acá es donde se escucha a la audiencia suspirando un “AAAAAWWWW”) y que las primeras impresiones a veces nos las tenemos que tragar. El broche de oro fue hacer una fogatita en la playa de enfrente con Alex y Nina. Ah, y estuve manejando y todos estamos vivos… esa es buena señal.



Hoy amanecimos de un humor indescriptiblemente pálido. A Alex lo llamaron de la isla sur (que es donde habían estado ellos anteriormente) para ofrecerle trabajo en Apple picking, así que decidieron que se van a volver para allá. Con Fede salimos a la ruta a recorrer orchards y preguntar si necesitaban gente, la respuesta fue la misma de antes: llegaron muy temprano, la temporada este año empieza más tarde que de costumbre por el cambio climático, vayan a Mr Apple (una empresa grande que tiene vastos territorios con… bueno, manzanas, obvio). Hicimos un par de llamados y posiblemente la semana que viene salga algo.



Mañana o pasado les cuento las andanzas del domingo y lunes. Lo que leyeron lo escribí entre el viernes y sábado.

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