lunes, 10 de mayo de 2010

Auckland by default

Resulta que luego de nuestra experiencia negativa con los electrodomésticos portátiles y la documentación en Napier (o sea, el choreo), nos íbamos de viaje. (Por cierto, recuperamos todo menos mi laptop, mi mp3, la billetera con 90 dólares de Fede y mi mochila. Lena y su amiga Jen nos regalaron un CD con fotos y a mi me compraron un mp3 para que tuviera algo de música, díganme si no tenemos motivos para quererlas con esa onda que tienen?). La partida se retrasó un par de días porque la situación en la que estábamos nos había dejado medio pelotudos y elegimos pasar un tiempo más en familia como para tranquilizar los ánimos. El itinerario consistía en manejar por la costa Este desde Napier hacia el norte, pasando por la península de Coromandel (de nuevo, pero llegar hasta la punta), Auckland, Northland y luego Auckland de nuevo para buscar otro trabajo. Todo fue bien durante la primera semana; conocimos Gisborne, la primera cuidad del mundo en ver el sol; llegamos a East Cape donde hay un faro que queda en la parte más al este del país; vimos pueblos y ciudades muy bonitas como Whacatane y otras no tanto como what’s-its-name; llegamos a Tauranga (segunda oportunidad) donde nos encontramos con Cristian y Luisa (los dos argentinos que trabajaban con nosotros) y rechazamos una oferta para juntar kiwis, y donde nos juntamos con todos los chicos del hostel de Napier para hacer una reunión entre copas.

Estando a punto de tomar la ruta para Coromandel, en una bifurcación sin carteles, yo me bajé del auto y fui corriendo hasta el primer cartel que apuntaba al lado contrario donde estábamos para ver si nos daba algo de información relevante. Cuando vuelvo al auto, pienso en voz alta y digo “hay olor,” a lo que Tui (Fede, que recibió ese sobrenombre por boca de Jen, y no precisamente por el pájaro que lleva ese nombre sino por la cerveza) me responde “a qué?”… Guess what! No en vano heredé la nariz de mi madre, es la segunda vez que huelo el radiador. Resulta que la rajadura que habíamos arreglado con pegamento (uno muy bueno la segunda vez) se siguió alargando y empezó a perder un poco de agua. Entonces decidimos, luego de afirmar que no somos gente adulta, que deberíamos actuar como tal por esta vez , y cambiamos el destino original para venirnos a Auckland con la idea de que podría salirnos más barato arreglarlo acá que en la península, donde no hay un choto.

Auckland nos abombó durante las primeras horas, pero la parte buena es que nos dio la oportunidad de reunirnos con el hermanito Lambfucker menor, Alejijou, lo cual nos puso muy contentos. También vimos a los tíos Martin y Andre, que nos invitaron a comer un salteado de pollo mooooy bueno cocinado por el primero. Mañana trataremos de finiquitar el trámite con el señor radiador, por el cual nos vacunarán con 3 cifras de las altas, y luego partiremos hacia Northland por un par de días. Y… veremos cómo se dan las cosas más adelante.

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