lunes, 31 de mayo de 2010

The Big City, The Geek City

La situación se dio de la siguiente manera: conseguimos trabajo con un indio de nombre Amin juntando kiwis. La problemática: cuando llueve no se puede juntar kiwis. El resultado: trabajamos 5 días en dos semanas. Por suerte nos pagaron relativamente bien, incluso más de lo que esperábamos. Juntar kiwis es como arrancar la versión frutal de los murciélagos pero más claritos. Si vieran un árbol de kiwis en temporada de recolección me entenderían.

Nos fuimos de Te Puke el miércoles al mediodía adelantando un día la partida por… la lluvia y retrasándola unas horas porque a… Amin, que es un señor siempre alegre y con un inglés rudimentario al punto de ser cómico, se le había quedado la camioneta en la ruta por falta de nafta (me dicen boludo o mentiroso?) y, obviamente, no queríamos irnos sin nuestra paga. Manejamos durante horas bajo todo tipo de lluvias (suave, fuerte, más fuerte y más fuerte aun si es que eso es humanamente posible). Llegamos a Wellington, la capital de Nueva Zelanda, a la noche y… no hubo mucho que se pueda contar porque comer noodles e ir a dormir no es un relato que suba el rating del blog.

Resulta que Wellington es una ciudad bastante vertical a comparación de… bueno, a comparación de todas las otras en las que estuvimos. Tiene menos población que Auckland pero al estar más concentrada parece más grande y populosa. También es bastante más cultural y tiene un aire nerd (ahora cierra el título del post, no?). Sí, windy Welli es una ciudad nerd y nos gusta. En el centro hay unos cuantos bares de los cuales sale una música diferente de cada uno, hay muchos negocios como en cualquier otra ciudad, librerías, casas de empeño, restaurantes y todo tiene un aire medio geek.

El jueves fue día político; visitamos las tres grandes estructuras que conforman el parlamento de Nueva Chela: biblioteca, the beehive o ala ejecutiva, y the Parliament House. Una señora mayor nos guió y sintetizó la historia del parlamento, explicándonos simbologías tales como el significado del color de la alfombra entre otras. Finalizamos la visita presenciando parte de una sesión de los miembros del parlamento, que no paraban de gritarse cosas entre ellos mientras alguno intentaba exponer (me recordó un poco a la situación de una clase en un colegio secundario del estado). Para esta última travesía pasamos por un detector de metales y descubrimos, como quien no quiere la cosa, que en la mochila había un par de cuchillos de mesa (de esos que son todos de metal), por los cuales podríamos haber sido acusados de querer matar al Primer Ministro o de querer morfarnos a algún MP. Luckily, we got away with murder (not literally).

El viernes, que también llovió durante todo el día, fue día museico; fuimos al Te Papa, un museo superinteractivo de 6 pisos en donde hay de todo, desde la historia de New Chela hasta arte nacional, pasando por la supuesta integración e historia maorí. La joda del lugar es que es muy moderno y tiene miles de cosas en donde hay que meter mano, lo cual es ideal para… cualquier persona, aunque un nativo me dijo que le parecía medio infantil. A mí, por lo pronto, me encantó. Debo ser medio infantil pues.

El sábado fue un día tranquilo y lluvioso, paseamos un poco en auto, subimos al Mount Victoria, desde el cual no pudimos apreciar la vista de la ciudad porque llovía jodidamente fuerte. Y hoy, domingo, fue otro día relajado, en el que yo tomé la gran decisión de comprarme una laptop (gracias padre y madre por el apoyo moral y económico), que no es tan buena como la que me choricearon ni tiene todos mis archivos, música, películas y fotos adentro, pero esperemos que sea un buen reemplazo.

Mañana nos tomamos el ferri a la isla sur y probaremos nuestra suerte en el campo haciendo prunning por un tiempo para juntar unos mangos. Pero ese capítulo no se escribió todavía y el presente probablemente sea viejo una vez que se lo lea.

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