viernes, 27 de agosto de 2010

Southwards

Hace rato que no escribo blog. Creo. Ni sé dónde me quedé la última vez.

El viernes pasado tuvimos la fiesta de despedida en Van Zanten. Fue realmente una cosa muy bizarra pero divertida. Estaba casi todo el mundo muy ebrio, incluso los jefes, y era muy cómico verlos tan not-elegantly wasted. La fiesta fue en el lugar donde trabajábamos que lo acondicionaron con cajones vacios de madera. Hubo comida y bebida para rato. Hubo una pareja tocando la guitarra y cantando. Hubo mucha gente grande. Incluso hubo un yo correteando gente por el lugar para sacarnos fotos. Me saqué fotos con todo mundo, incluso con la señora del café, a la que le agradecí por prepararnos café todas las mañanas y todas las tardes y se enterneció. Pobre, con ese agüita sucia que nos daba debo haber sido el único que le dio palabras de aliento.

El sábado entregamos la casa y partimos rumbo al sur Matías, Fede y yo. Guille se fue para el lado de Mount Cook. Pasamos por ciudades como Timaru y Oamaru, que nunca te dicen que son lugares copados, pero que la verdad están bastante bien para echarles una mirada a pesar del aspecto de pueblo fantasma de la última. Llegamos a Dunedin, de donde era oriundo mi jefe y el forklift driver que reemplazó al gordo grandote. Mi jefe, con el que yo mucho no hablaba, durante los últimos días empezó a acercarse a mí y en una conversación en la que yo le contaba que iba a ir a Dunedin me dijo que el era de ahí y me contó un chiste:
Marty: I am from Dunedin. I’m half Irish and half Scottish…
Yo: oh, really?
Marty: yes, part of me wants to go get pissed, and the other part doesn’t want to pay for it.
Ídolo Marty. La cuestión es que Dunedin es muy lindo y nadie te dice que vale la pena ir. Es una ciudad que se formó principalmente con inmigrantes escoceses. Ahí pasamos 3 noches, decidimos eliminar Invercargill (la ciudad más al sur) por cuestiones económicas y nos fuimos para Te Anau para hacer base para ir al día siguiente a los fiordos en Milford Sound.

Te Anau es un pueblito lindo a orillas de un lago, bastante moderno y con una iglesia horrenda con paredes de vidrio y asientos blancos, bien mersa. Pasamos la noche ahí y al día siguiente nos largamos a la aventura…. Despertámonos a las 6.30, con idea de manejar los 120 kilómetros tranquilos y llegar al primer barco que partía para hacer su recorrido por los fiordos a las 9.30. Pasamos por la estación de servicio para chequear el reporte del clima para saber si necesitabamos cadenas para la nieve. Tuvimos que esperar hasta las 7.30, que era cuando recibirían el reporte definitivo. Report says YES! Necesitabamos cadenas. Jou jou jou! Alquilamos cadenas que, obviamente, no sabíamos usar. A 10 kilómetros de la ciudad había un puesto donde te paraban, chequeaban que tuvieras cadenas y si no las tenías, multa instantanea de 75 mangos. Zafeishon! Por el alquiler de las cadenas pagamos sólo 25. Jauéva, no solamente se fijan si tenes las cadenas, también te obligan a poner una para que les demuestres que en caso de necesitarlas vas a poder solito. Conclusión: la cadena era chica. Tuvimos que volver a cambiar la cadena, la probamos ahisito mismo por las dudas y luego la tuvimos que volver a poner en el punto de control. Sip, además de aprender a manejar, a cambiar una rueda pinchada, aprender qué es el radiador y otras yerbas automovilísticas, aprendí a ponerle cadenas para la nieve a las ruedas. Como era de esperar, claro, nos retrasamos dos horas y jamás tuvimos la necesidad de ponerle las cadenas al auto en el camino, pero como dice la gente, better safe than sorry.

Llegamos a los fiordos con lluvia, buscamos el pasaje más barato para el paseo en barco y ta (como dicen en Uruguay). Vimos paisajes buenísimos, pinguinos, focas y delfines que iban siguiendo al barco. Nos cagamos empapando porque… bueno, porque queríamos en realidad, porque estabamos avisados que podía saltarte agua. Además, taba lloviendo, era lógico que si ibas para afuera te ibas a mojar. El costo fue salado, pero la verdad que lo valió.

De ahí, a Queenstown, que es donde estamos ahorita. Ciudad de ski y snowboard, bastante linda pero debo decir que no de lo más lindo que vi en la isla. Mañana pal norte al glaciar Franz Josef.

Haere ra!

1 comentario:

  1. que mal la pasas guacho eh!! cuando se acaba el trabajo empieza la vida!! livin la vida loca wiiiii!!!

    cuánto más sabio vas a volver cuando puedas alardear de tus conocimientos de cómo poner cadenas en la rueda del auto, conocimiento que aquí vas a aplicar con la única finalidad de que dichas ruedas no te sean sustraídas tan fácilmente, sino que les cueste sudor y lágrimas, dulce venganza por tus días de embalsamador de bulbos florales en las tierras kiwis...

    so have a good one and do some wee snowboard before the snow washes away for good in adventureland...!

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